El Arzobispado de Oviedo ha decidido estrenar un nuevo formato (de negocio) para la visita a Valdediós: visitas guiadas personalizadas

23/07/2025 Asturias

La visita guiada personalizada, permitirá conocer elementos del conjunto como el ‘Conventín’, el Monasterio de Santa María y su claustro abonando: entre una y cinco personas, 65 euros; a partir de seis y hasta un máximo de 15, diez euros adicionales por persona

Vista aérea del conjunto de Valdediós (monasterio y San Salvador de Valdediós, el «Conventín») / Fuente

Asturias Laica | 23 de julio de 2025

Para no despistarnos: San Salvador de Valdediós, construido por Alfonso III en el siglo IX, es uno de los bienes culturales inscritos por el Arzobispado de Oviedo antes de que la reforma de Aznar abriera el registro de la propiedad privada por primera vez en la historia a los templos de culto; hasta entonces gracias a una ley franquista la iglesia podía registrar bienes inmuebles, sin más documentos que acreditara su propiedad, pero no lugares de culto. Y lo hizo con su única autocertificación eclesiástica y al amparo del artículo 206 de la Ley Hipotecaria, derogado por su presunta inconstitucionalidad.

Lo hizo además en 1993, -como se puede leer en la nota simple del registro-, cinco años antes de que el ex presidente José María Aznar reformara la norma para autorizar que accedieran al registro de la propiedad privada los templos de culto históricos, hasta ese momento considerados bienes comunes y, por tanto, fuera del comercio.

San Salvador de Valdediós fue declarada Monumento Histórico-Artístico el 3 de junio de 1931, Patrimonio Histórico Español el de 16 de junio de 1985 y Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, inscrito con otros monumentos prerrománicos asturianos con el nombre de «Iglesias del Reino de Asturias», en 1985.

Y, al igual que la totalidad de las joyas arquitectónicas del prerrománico, San Salvador de Valdediós ha sido rescatado de la ruina por las administraciones públicas, con inversión multimillonaria constante desde, como mínimo, principios del siglo XIX. Fue la Comisión de Monumentos de Oviedo, creada en 1844 para gestionar los bienes desamortizados, la que protegió y documentó el valioso patrimonio prerrománico, en avanzado estado de ruina por entonces.

Con la transferencia de las competencias de cultura en 1983, la tutela del patrimonio histórico pasó a manos del Gobierno de Asturias. Desde entonces, las inversiones en la protección del prerrománico han sido constantes. Solo en los ocho monumentos más destacados, la comunidad autónoma ha empleado 3,4 millones de euros en innumerables actuaciones, según especificaba el Libro Blanco en 2019: el templo que más dinero había recibido fue San Salvador de Valdediós (862.609 euros). Y desde entonces no ha faltado el dinero público, bien a través del 1,5% cultural del Estado o dinero del Principado, para conservación-restauración del conjunto de Valdediós. [Las últimas actuaciones finalizadas y pendientes pueden verse en la web del monasterio]

La única representación antropomorfa de Santa María, vista desde el coro / El Comercio

Ahora, Valdediós es noticia porque, como titula El Comercio, Los secretos mejor guardados de Valdediós ya son accesibles. Y lo son por esta «nueva oferta turística» anunciada por el Arzobispado y de la que El Comercio da buena cuenta por haber realizado la primera visita ‘personalizada’, con paradas en lugares nunca abiertos al público hasta ahora.

Un nuevo «nicho» de negocio, por tanto, en esta «nueva oferta» que se suma a lo que ya se pagaba de manera individual. Y así, en este, como en otros innumerables casos, la iglesia no solo disfruta de bienes de los que se ha apropiado registrándolos sin necesidad de aportar título alguno y que deberían ser del común, sino que hace negocio por permitirnos visitar «nuestros» Bienes de Interés Cultural, nuestros Conjuntos Histórico-Artísticos o nuestros Bienes Patrimonio de la Humanidad. Pero, además, y como todos ellos son Patrimonio y el Patrimonio es de todos, es el Estado, o sea el común, el que corre con los gastos de su mantenimiento de esos bienes y, encima, hemos de pagar por acceder a ellos.

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